Las citas infaltables con el pediatra
No solo durante emergencias o enfermedades repentinas que presenten, hay momentos específicos que exigen una visita al pediatra para un control y revisión, con el objetivo de garantizar la salud integral desde temprana edad.
Para que un niño crezca sano y feliz es necesario ir de la mano con un especialista, que proporcione un acompañamiento en su desarrollo, además de la prevención y control de enfermedades.
Desde el control de las vacunas, hasta visitas que no son urgentes, puesto que en ellas los niños no presentan enfermedades, pero que garantizan el bienestar integral de los pequeños. Las revisiones pediátricas juegan un rol importante en la salud desde la infancia.
Según la edad, así deben de realizarse las visitas al pediatra. Recién nacido a 6 meses: control a los 15 días, al mes de vida y luego mensualmente. De 6 a 12 meses: control cada 2 meses. De 12 a 24 meses: control cada 3 meses. De 2 a 6 años: control cada 6 meses.
Control de niño sano
El control de niño sano es la consulta médica realizada en las unidades de salud que engloba distintas acciones de prevención, vigilancia, seguimiento y detección de enfermedades a favor de la salud y desarrollo de la niña y el niño, a través de la atención integrada.
Entre los aspectos que incluye están: nutrición, vigilancia del desarrollo, atención integral, prevención y tratamiento de enfermedades recurrentes en la infancia, como infecciones respiratorias agudas y enfermedades diarreicas agudas.
Una de las ventajas de la consulta de niño sano es para los padres, que en ese espacio pueden resolver dudas y pedir consejos de crianza, donde se evalúan hábitos y estilos de vida y donde el pediatra acompaña a los padres a transitar esta aventura que es la paternidad.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que dichas visitas se hagan entre los 3-4 años, a los 6 años, entre los 9-11 años, a los 12-14 años y entre los 16-18 años.
La inmunización
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) define la inmunización como el proceso por el que una persona se hace inmune o resistente a una enfermedad infecciosa, por lo general mediante la administración de una vacuna.
Las vacunas ayudan a proteger a niños y adolescentes contra enfermedades graves o, a veces, mortales como la tuberculosis, hepatitis, tétano, sarampión, rubeola, virus del papiloma humano (VPH), entre otras.
Una de las citas infaltables con el pediatra incluye el control de vacunas, que exige una visita periódica, según corresponde su aplicación.