Lenin Tamayo, el fenómeno viral que fusiona quechua y K-Pop
En los cinco sencillos que ha lanzado en internet, mezcla letras en español y quechua con ritmos de K-pop, en una forma que él denomina “Q-pop” con la “q” de quechua, una lengua indígena compartida por 10 millones de hablantes según la ONU.
El peruano Lenin Tamayo escuchaba desde niño música de los Andes que su madre cantaba en español y quechua, la lengua indígena más hablada del continente americano. En su adolescencia, el K-Pop se convirtió en su pasión y le permitió encontrar un grupo de compañeras de clase con gustos similares que se volvieron un muro inexpugnable contra el feroz acoso que enfrentó en su escuela por sus rasgos indígenas.
Tras culminar sus estudios de psicología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no se imaginaba ejerciendo su profesión. Quería ser cantante y la mezcla del quechua con el K-Pop ocurrió de forma natural. Así empezó en 2022 su experiencia como cantante que le ha otorgado más de 4.4 millones de “me gusta” en su cuenta de TikTok. En los cinco sencillos digitales que ha lanzado en internet, mezcla letras en español y quechua con ritmos de K-Pop, en una forma que él denomina Q-pop con la “q” de quechua, una lengua indígena compartida por 10 millones de hablantes en diversas zonas de Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia, Argentina y Chile, según la ONU.
“El artista no solo canta o domina instrumentos, tiene el poder de mover conciencias. Más si lo haces para reivindicar tu identidad en un país desigual e injusto”
Lenin Tamayo
En entrevista con AP, Lenin afirmó que su música en lengua nativa “ayuda a abrazar las raíces pero, sin ser ajenos a la modernidad y globalización”.
Lenin dice que la estética del K-Pop le permite desarrollar una propuesta personal donde mezcla una coreografía propia y una forma de actuación que contribuye a reforzar su mensaje clave: amor y libertad. “Amor para unir pueblos y la libertad para ser uno mismo, porque se trata de abrazar la existencia y buscar una vida plena, llena, real, con profundidad”, indica.
Talento heredado
Su vida siempre estuvo cerca de los escenarios. Hijo único de Yolanda Pinares, una talentosa cantante de música andina contemporánea que, afirma, le enseñó la importancia de mostrar su identidad quechua en un país donde el racismo “está encubierto”, pero a la vez se detecta hasta en los programas de comedia en televisión, donde los indígenas son objeto de burla por su acento al hablar español y su forma de vestir.
Lenin, a quien su madre llamó así en recuerdo del revolucionario ruso Vladímir Ilích Uliánov, señaló que en el colegio era acosado por ser tímido, además de tener una complexión delgada, ojos alargados, cabello negro y lacio, así como pómulos afilados. Cree que esos rasgos, de algún modo similares entre los jóvenes andinos y los cantantes de Corea del Sur, también han impulsado a que el K-Pop se popularice incluso en remotas aldeas y en la periferia de Lima, donde viven millones con raíces indígenas.
“El arte es un vehículo para mover conciencias y generar cambios”, dijo Lenin, quien hace unos días lanzó en formato digital su álbum debut titulado “Amaru”, que significa serpiente en quechua.

Visión firme
Inspirado en el K-Pop surcoreano, el cantante peruano agita la escena musical fusionando este género con el folklore de los Andes y la lengua de los Incas. Lenin habla de su proyecto con la sabiduría de un veterano: a sus 23 años, más que obsesionarse con las métricas, le preocupa cultivar una comunidad de seguidores; su pretensión no es alcanzar la fama sino dejar un legado; pero sobre todo ser fuente de inspiración y esperanza para quienes han sido discriminados y aún no encuentran su rumbo, le dijo a El País.
El “Q-Pop”
Gracias a su madre, la música siempre estuvo en su casa. De pequeño escuchaba el grupo Alborada Mercedes Sosa o los Kjarkas, por ejemplo. Con el tiempo, a esa base musical le sumó el sonido de su época, las intros de animes, Digimon es su gran favorito; también el K-Pop de Girls’ Generation, BTS y, últimamente, el desenfado fenómeno de Rosalía. Todo dando como resultado lo que él ha bautizado como “Q-Pop”.